11/7/11

TIERRAS DEL ESPÍRITU

“ No te rindas , por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños.
Porque cada día es un comienzo nuevo,
porque esta es la hora y el mejor momento.
porque no estás solo, porque yo te quiero . "

Hasta el final el miedo y el frío, se presentan como compañeros de viaje que vienen a apagar los sueños y las brasas. Me impacta en la secuencia del Espíritu cómo se nombra la realidad sobre la que clamamos su venida: tierra en sequía, corazón enfermo, hielo. Como si esa fuera la tierra propicia donde el Espíritu actúa. Como si ninguna situación pudiera apartarnos de su visita, al contrario a mayor desvalimiento mayor proximidad. Toda tierra baldía es buena para el Espíritu. Es un buscador incansable de fragilidades, y de intemperies. En el no-amor, en la no-existencia, en la no-posibilidad, viene como un “sí” imparable que comienza de nuevo a contarnos la historia: “en el principio fue la relación”. En la callada voz del amor toda realidad queda bendecida: los demonios , los desiertos y sus fieras, los ladrones que saquean y matan… Hasta los infiernos de la realidad baja para encontrarnos y besar cada vida. Con su beso una identidad nueva que era nuestra y habíamos perdido : nadie será ya extranjero , ni enemigo,“ nadie hará daño a nadie , porque la tierra estará llena del conocimiento del Señor como colman las aguas el mar” (Is 11, 9).

Hay una canción que dice : “ al lugar donde has sido feliz deberías tratar de volver ” , y los años nos descubren , ojalá que lo hagan , que ese lugar no es un espacio físico, ni está ubicado en el tiempo , sino que ese lugar está adentro, viene con nosotros donde vamos. Son las tierras del Espíritu y habitarlas es nuestra promesa. Aquellas tierras prometidas a nuestros padres y madres, y a todos aquellos que no tienen casa ni pan. Hay que descalzarse para entrar en esas tierras, hacerse cada vez más ligeros, más humildes; no retener nada, y recoger para que no se pierda ni uno sólo de los fragmentos de la vida, ni uno sólo de los rostros más pequeños. Hasta llenar los cestos de la Realidad con inmensa gratitud porque todos han podido saciarse de sus dones.

Las tierras del Espíritu albergan miles de nombres. Se llaman esperanza para unos inmigrantes subsaharianos sin papeles ni cobijo. Se llaman amada paz para las mujeres y niñas de Afganistán que buscan con su rostro cubierto sobrevivir a tanta barbarie. Se llaman libertad para los secuestrados largos años en cárceles y en selvas. Toman el nombre de justicia para generaciones de africanos que mueren de hambre en su continente expoliado. Se llaman belleza , porque todo lo creado es bueno y precioso, (“las lámparas son diferentes pero la luz es la misma ”, decía Rumi ); y se llaman siempre humanidad.

Igual que Jesús se encarnó, también nosotros nos hacemos hombres y mujeres, nos hacemos cada vez más humanos, por obra del Espíritu Santo . Él , Ella, nos hace presentir lo amados que somos, que en el Uno nunca estamos solos; “en el Uno estás siempre en casa”, y que esta es la hora, para cada uno de nosotros, y el mejor momento.

No te rindas, aún estás a tiempo

Mariola López, srcj.

ENCUENTRO SUPERIORAS AMÉRICA 2011

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"Haced, Dios mío, que no desee ni busque nunca más que serviros en la forma que Vos queráis." (M. Alberta)