
El mismo sol
hace las ojas verdes
y pinta las rosas de rojo,
alisa la corteza del álamo
y arruga la del roble,
vuelve río el pico helado
y seca la arena en el llano.
El mismo sol,
aleja el ojo simple del bueno
y amedrenta con su luz al taimado,
ordena que cante la vida
en el alba de todo el que busca
y apaga la casa del mundo
para que repose el cansado.
El mismo sol
contempla cada ser,
adivina sus sueños
escondidos en la semilla
y en el hondón del alma,
y recrea a cada uno
para que sea él mismo,
único entre la multitud.
El mismo sol
nos hace a cada uno
diferentes y nosotros,
en un concierto de latidos,
originalidades orquestadas,
comunidad del Reino.
El mismo sol.
(B. González Buelta)