
"En el desinterés, el hombre se abre a Dios. Se convierte en «puerta» por la que el poder de Dios entra en el mundo. Cuando actúa, no está vuelto hacia sí mismo, no pretende hacerse valer sólo a sí mismo, ni busca sus propios intereses, sino que se interesa sencillamente por los demás (…).
El auténtico ser se realiza en el desinterés. Y también debemos aplicar la norma del desinterés a la oración cristiana". Continúa leyendo...
El auténtico ser se realiza en el desinterés. Y también debemos aplicar la norma del desinterés a la oración cristiana". Continúa leyendo...
(L. BOROS, Sobre la oración cristiana)