
Seguimos hablando de amistad...
Aunque en esta ocasión, más que hablar o reflexionar sobre la amistad, os proponemos simplemente "escucharla". Se trata de un poema escrito por M. Alberta al poco tiempo de la muerte de su gran colaborador y amigo Tomás Rullán. A través de la poesía, M. Alberta manifiesta el desgarro que le ha supuesto la pérdida de una persona tan querida. La intensidad del dolor no opaca, sin embargo, el poso de gratitud que esa amistad ha dejado en ella y que le permite ahora calmar su sed en la Fuente de todo consuelo.
Cuando pérdida reciente
de persona a quien se amara,
¡recuerdo triste!, acibara
del corazón el pesar.
Cuando este fatal recuerdo
a otros y otros se encadena,
el alma en llanto se enajena
sin poderla consolar.
No cabe en el corazón
ni aun la sombra de ventura...
pero un mundo de ternura
y de dulce gratitud
guarda el pecho generoso
en medio de la aflicción
y late con viva emoción
inspirada en la virtud.
Y da tregua a su quebranto,
y se aminora su duelo
y halla a su dolor consuelo
y libre se cree de mal.
Cuando tras larga jornada,
abrumado de fatiga,
su sed ardiente mitiga
de la fuente en el cristal.
(Alberta Giménez)