
"El mundo de lo cotidiano es el mundo de la interacción. Es el lugar en donde unos actores intercambian su roles en la presencia de los otros. Y en donde todos actuamos en un escenario muy particular. Y, precisamente por ello al explorar los signos de Dios en lo cotidiano es necesario que prestemos atención a unos lugares muy precisos, en donde al producirse la interacción se marcan igualmente los límites de aquello que nos permitimos ser en la presencia de los demás, en las escenas rituales donde nos relacionamos". X. Quinzá, SJ.